XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C (Lucas
15, 1-32)
Dios nos ha entregado el ministerio de la
misericordia. Igual que hizo con Pablo, que fue perseguidor de los cristianos,
blasfemo y violento, como él mismo reconoce. Pero Dios lo llamó –oveja
perdida–, lo capacitó, se fió de él y le confió el ministerio de predicar: el
misterio de la misericordia de Dios que llega a todos los hombres y mujeres
pero, sobre todo, a los que están perdidos y a los que más sufren. Dios nos
mira siempre con misericordia, aunque seamos un pueblo de dura cerviz . Así
debemos mirar siempre a nuestros hermanos y hermanas y, como Jesús, acogerles
siempre en nuestra compañía. Así seremos en el mundo testigos de la
misericordia de Dios.
(Fuente: Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)
Lecturas de la Misa de este Domingo.
This Sunday´s
Holy Mass Readings
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