jueves, 12 de septiembre de 2019

DEJARSE LA VIDA EN QUIEN ESTÁ PERDIDO


XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo C (Lucas 15, 1-32)
           
      Dios nos ha entregado el ministerio de la misericordia. Igual que hizo con Pablo, que fue perseguidor de los cristianos, blasfemo y violento, como él mismo reconoce. Pero Dios lo llamó –oveja perdida–, lo capacitó, se fió de él y le confió el ministerio de predicar: el misterio de la misericordia de Dios que llega a todos los hombres y mujeres pero, sobre todo, a los que están perdidos y a los que más sufren. Dios nos mira siempre con misericordia, aunque seamos un pueblo de dura cerviz . Así debemos mirar siempre a nuestros hermanos y hermanas y, como Jesús, acogerles siempre en nuestra compañía. Así seremos en el mundo testigos de la misericordia de Dios.

(Fuente: Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)


Lecturas de la Misa de este Domingo.

This Sunday´s Holy Mass Readings



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