Solemnidad
de la Ascensión, ciclo C (Lucas 24, 46-53)
Cuando celebramos que Jesús sube a los cielos, no hemos de entender
estos, como un lugar sobre las estrellas, sino como dice Benedicto XVI, algo mucho más osado y sublime: Cristo mismo,
la Persona divina que acoge plenamente y para siempre a la humanidad, Aquél en
quien Dios y el hombre están inseparablemente unidos para siempre. El estar el
hombre en Dios es el cielo.
Jesús, que se oculta a los ojos
físicos de los discípulos, va a seguir presente y se va a poder acercar a los
hombres de todos los tiempos. De ahí que también este día se nos presente la
misión de la Iglesia: ser testigos de Jesús «hasta el confín de la tierra».
(Fuente:
David Amado Fernández, revista Magníficat)
Lecturas de la Misa de
este Domingo.
This Sunday´s Holy Mass Readings