Los planes y los caminos de Dios son más altos que los nuestros.
De entrada, nos parece injusto que como en la parábola del Evangelio de hoy, se pague lo mismo a los jornaleros que han trabajo todo el día que a los incorporados a última hora. Sin embargo olvidamos que a los últimos nadie los había contratado, y es que no sólo es de justicia que a cada uno se le pague su trabajo, sino que también lo es el hecho de poder trabajar.
En la justicia final de Dios cada uno es juzgado y premiado no por su trabajo, sino por su respuesta a la llamada cuando la ha recibido.
(Fuentes: Taco-Calendario del Corazón de Jesús; revista Magníficat)
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