viernes, 5 de septiembre de 2014

CORREGIR SIN HERIR AL CORREGIDO

XXIII  Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo A) (Mateo 18, 15-20)

Las correcciones, cuando son de  verdad ejercicio de caridad y no del mal humor o del menosprecio del prójimo,  tienen que hacerse de forma discreta, sin herir al corregido, buscando su corrección y no la exhibición  o la victoria de quien corrige.
La corrección fraterna, para ser verdadera y eficaz, tiene que desarrollarse  como un acto de amor, sincero y respetuoso.

(Fuente: “Sembrando la Palabra” Fernando –cardenal- Sebastián)






No hay comentarios:

Publicar un comentario