miércoles, 7 de agosto de 2013

¡Estad vigilantes! Donde está vuestro tesoro allí está vuestro corazón.

XIX Ordinario C (Lc 12, 32-48)

Lo propio de un cristiano  es estar vigilante cada día, cada hora y estar dispuesto a la perfección según la voluntad de Dios. Dicha vigilancia no es simplemente estar atento a los peligros, sino algo que está íntimamente ligado a la fe, y ésta a la fidelidad continua.
La vida cristiana hay que vivirla  desde el final, como preparación  de algo que viene, de algo grande y bueno  que estamos deseando y esperando.
 “ Donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón”


*Fuentes: Revista Magnificat; “La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia” (Editorial Ciudad Nueva); “Sembrando la Palabra” (Mons. Sebastián)

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