XVII
Ordinario C (Lc 11,1-13)
La oración no es una serie fórmulas o
ritos, sino un modo de situarse ante Dios. Se trata de algo que no debemos
dejar de aprender en la escuela de Jesús,
el cual nos introduce en la intimidad de Dios enseñándonos y permitiéndonos
llamarle "Padre".
Cuando somos invitados a pedir, se nos insta a rezar
intensamente el Padrenuestro, ya que
como dice san Agustín: todas nuestras
peticiones, si son verdaderas, se encuentran ya en el Padrenuestro.
(Extraído
de la revista Magnificat)
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