Jesús es en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado; no obstante, se une a la fila de los pecadores que reciben el bautismo de penitencia. Y es que la voluntad de Dios hace que su Hijo, el inocente, se acerque a los pecadores para reconciliarnos con Él.
La autoestima de un cristiano se fundamenta en saberse querido por Dios, el cual me ama a pesar de mis limitaciones y me ha elegido en su Hijo.
(Fuente: revista Magnificat)
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