IV Domingo de
Pascua C (san Juan 10,27-30):
Jesús
habla de sus ovejas, pero la relación que tiene con ellas trasciende la de
cualquier pastor con su rebaño. En primer lugar, se señala una relación que se
inicia con la escucha (hemos oído su voz) y se materializa caminando detrás de
él («me sigue»), pero inmediatamente se da un salto inesperado: «Y yo les doy
la vida eterna». En cualquier rebaño, los cuidados del pastor se ordenan a
obtener un fruto (leche, carne, lana…). Aquí es distinto, puesto que el rebaño
se ha formado con el fin de que permanezca («no perecerán para siempre»).
A la luz del
destino del rebaño (la vida eterna), podemos pensar cómo es ese caminar del
rebaño tras el pastor. Consiste en la vida cristiana de la que participamos y
por la que, junto a nuestra unión con Cristo, hemos entrado a formar parte de
un pueblo que es la Iglesia. Cada uno de nosotros tiene conciencia de haber
oído la voz del Señor que le llamaba. Nos habrá llegado en distintas
circunstancias y con acentos diversos, pero la hemos reconocido como la voz del
buen Pastor, de alguien que nos ama y que ha dado su vida por nosotros.
(Fuente: David Amado Fernández ,
revista Magníficat)
Lecturas de la Misa de este
Domingo.
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2022-05-08
This Sunday´s Holy Mass Readings
http://www.usccb.org/bible/readings/050822.cfm