Hebreos 12, 5
5. Habéis echado en olvido la exhortación que como a hijos se
os dirige: Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor; ni te desanimes
al ser reprendido por él.
6. Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los
hijos que acoge.
7. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios,
y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?
8. Mas si quedáis sin corrección, cosa que todos reciben,
señal de que sois bastardos y no hijos .
9. Además, teníamos a nuestros padres según la carne, que nos
corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los
espíritus para vivir?
10. ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco
tiempo!; mas él, para provecho nuestro, en orden a hacernos partícipes de su
santidad.
11. Cierto que ninguna corrección es de momento agradable,
sino penosa; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en
ella.
12. Por tanto, levantad las manos caídas y las rodillas
entumecidas
13. y enderezad para vuestros pies los caminos tortuosos, para
que el cojo no se descoyunte, sino que más bien se cure.
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