El seguimiento de Jesús es humildad, confianza en Dios,
amor sincero. Este amor que significa hacer de sí mismo un don sin provecho propio, es la vía de la salvación.
La identidad del ser humano es la Cruz, por medio de ella llegó la salvación. Evitar la cruz significa evitar la salvación. Jesús nos invita a tomar una decisión de manera reflexiva, no dejándonos llevar por un entusiasmo pasajero.
La sabiduría de los humildes es salvadora. La ignorancia de los orgullosos nos destruye.
Fuente: “Sembrando la Palabra” (Mons. Sebastián); revista Magnificat.
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