Al igual que los discípulos de Juan, necesitamos signos que nos ayuden a creer en Jesús.
En este sentido, el cristiano no puede menospreciar nada de lo que es bueno y sano de este mundo, ya que nos ayuda a encontrar la verdad de Cristo y Dios. Con todo, no debemos olvidar que nuestra búsqueda ha de ser paciente como la del labrador que aguarda el fruto de la tierra.
Jesús pondera y realza la misión de Juan; no obstante, nadie ni nada lo puede suplantar ni hacerle sombra.
(Fuente: “Sembrando la Palabra”. Monseñor Sebastián)
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