En la humildad de Belén brilla la gloria de este amor infinito de Dios. Él es la expresión de la gracia de Dios y la verdad definitiva del mundo. El Hijo de Dios hecho hombre es la cumbre de la Creación, el coronamiento de la obra de Dios. La Cruz fue consecuencia del rechazo y del pecado de los hombres. Así el amor y la misericordia de Dios quedó más patente y alcanzó una plenitud que supera todo sentido.
(Fuente: "Sembrando la Palabra" Mons. Sebastián)
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