XVII
Domingo Tiempo Ordinario C (Lc11,1-13)
La parábola del importunado y del
inoportuno es muy sugerente ya que el hombre que importuna a su amigo a
medianoche no pide nada para sí mismo, sino para otro amigo que también se ha
presentado inoportunamente. Como en Abrahán, se nos da un ejemplo de
intercesión. También aquí hemos de mirar a Cristo, que amplifica nuestra
mirada. El que intercede no solo hace de intermediario, no se limita a hacer
llegar la súplica de otro, sino que también asume un coste al hacerlo. Esto nos
puede iluminar sobre las peticiones que hacemos, en la Misa o en cualquier
momento para que no sean rutinarias, sino que supongan una verdadera compasión.
De alguna manera hemos de encontrarnos siempre en aquello que pedimos.
Asimismo, la intercesión nos ha de mover a una mayor identificación con la
voluntad de Dios y a trabajar en bien de los hombres. Pero, como vemos en el
inicio de la escena de hoy, todo pasa por no apartar nuestra mirada de
Jesús
y, como sus discípulos, querer aprender continuamente de él y decirle una y
otra vez: «Señor, enséñanos a orar».
https://lecturasmisa.wordpress.com/l-i-c-tpo-ordinario-10-19/#_DOMINGO_XVII_DEL
http://www.usccb.org/bible/readings/072725.cfm
No hay comentarios:
Publicar un comentario