IV DOMINGO DE CUARESMA, ciclo B (Juan 3, 14-21)
En el evangelio de hoy se nos habla
de que el Hijo del hombre ha de ser elevado. Así se alude al misterio de la
cruz, cuando Cristo cargue con las consecuencias de nuestras culpas para
alcanzarnos la salvación. Por eso, en el camino de conversión cuaresmal no
podemos dejar de mirar al Crucificado. La salvación no viene de una decisión
personal, sino de una persona: Cristo, que ha muerto y ha resucitado por
nosotros. Por ello es necesario mirarle. Solo ahí se hace patente el gran mal
del pecado y la grandeza de la misericordia divina.
Contemplando
a Cristo se hace la luz. Un mundo que reniega de la cruz y que no mira al
Crucificado prefiere las tinieblas del pecado. Porque en Jesús clavado se ven
las consecuencias del mal, pero también el amor de Dios.
Lecturas de la Misa de este Domingo.
L-I-B-CUARESMA
– LECTURAS DE LA MISA (wordpress.com)
http://www.usccb.org/bible/readings/031024.cfm
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