XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A (Mateo 25, 1-13)
La parábola de las
vírgenes prudentes y las necias, saca a la luz el tema de que -aunque acogidos dentro
del seno de la Iglesia- no todos estamos igualmente dispuestos, nuestra
responsabilidad personal no se anula, es incomunicable, y forma parte de la
relación de cada uno de nosotros con Dios. Por ello, las prudentes no pueden
compartir su aceite con las necias.
Nuestra respuesta a Dios
ha de ser sincera y no puede dejarse a la improvisación. Si Dios llama, es cada
uno de nosotros quien debe responder.
https://lecturasmisa.wordpress.com/l-i-a-tpo-ordinario-27-33/#_DOMINGO_32
http://www.usccb.org/bible/readings/111223.cfm
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