Raro es el día en esta triste cuaresma, en el que uno no se tope en las esquelas con la noticia del fallecimiento de un allegado. El pasado miércoles uno de abril no fue una excepción, tratándose en este caso de Sor María Jesús Cabañas Zúñiga.
Los que arribamos a Santa Catalina en torno a la década de los 90, tuvimos la inmensa suerte de ser compañeros suyos de claustro. Mujer discreta, parca en palabras, tenía el don de hacerse querer, y para nadie suponía esfuerzo alguno el corresponderle en momentos como el fallecimiento de su padre, o en su hospitalización en la clínica San Miguel. Tras su más que merecida jubilación como docente, continuó sirviendo –como es propio de las Hijas de la Caridad- hasta el límite de sus fuerzas, en la gestión del comedor escolar.
Las circunstancias de la vida han hecho que –físicamente- el claustro de profesores nos hayamos desligado paulatinamente de la Comunidad que nos acoge, y como en los casos de otras hermanas, ni siquiera tuviéramos noticia de su traslado a la casa hermana de la Providencia.
Gracias Sor María Jesús por acoger y compartir reflexiones de calado con profesores novatos, como quien escribe estas humildes líneas, y para quien el aula de informática del tercer piso, con su emblemática pizarra, será para siempre: el aula de Sor María Jesús.
Descanse en la Paz de Dios.
Desde luego que sentí mucho su pérdida. Bonito homenaje Ángel.
ResponderEliminar