VII
Domingo del Tiempo Ordinario ciclo A (Mateo 5, 38-48)
En el evangelio de hoy, el Sermón de la
Montaña llega a su plenitud, a su culmen. Después de hablar de la ley, de como
debemos ir más allá de la letra para cumplirla radicalmente, nos muestra lo que
es el centro de la ley: el amor. Lo que Jesús dice de palabra es también la
norma de su vida. Y, al vivirlo, nos revela a Dios, su Padre, que no es otra
cosa más que amor. Para empezar, declara inválida aquella norma tantas veces
repetida de “ojo por ojo y diente por diente”. Desgraciadamente son muchos los
que la siguen aplicando sin temblar. De esa manera, la violencia nunca se
detiene.
Jesús propone una salida para ese
laberinto en el que estamos perdidos. Nos dice que amar es perdonar. Ya no
caben rencores ni venganzas. Al perdonar se rompe la espiral del odio. El otro,
el que nos ha ofendido porque se había sentido ofendido por nosotros, ya no
tiene ninguna razón para seguir guardando rencor ni para vengarse porque no ha
recibido ninguna respuesta a su rencor ni a su venganza. Es como si Jesús
quitará la espoleta a la bomba o como si cortase la mecha que une los petardos
que están unidos unos a otros. La mecha se apaga y ya no hay más explosiones.
Sin espoleta la bomba ya no explota ni destroza ni mata.
(Fuente:
Fernando
Torres cmf, Ciudad Redonda)
Lecturas
de la Misa de este Domingo.
This Sunday´s Holy Mass Readings
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