viernes, 28 de marzo de 2014

Cegueras más terribles y resistentes a la sanación

IV Domingo de Cuaresma, ciclo A (Juan 9, 1- 41)
Jesús  toma la ceguera de un ciego de nacimiento “para que se manifiesten en él las obras de Dios”.
Todos conocemos  ciegos que lo son sólo de los ojos; no obstante, en el evangelio de hoy contemplamos cegueras más  terribles y resistentes a la sanación:  ceguera de corazón,  de convicciones, de voluntad, de conciencia, de sensibilidad, de creencias…
Que en esta cuaresma aprendamos a no caer en el viejo pecado fariseo: decir que vemos, cuando vivimos de espaldas  a la filiación de Dios y  a la fraternidad entrañable de Cristo.

(Fuente: Mikel Garciandía - Semanario La Verdad)

No hay comentarios:

Publicar un comentario