Frente a muchos judíos que querían un “Dios” exclusivamente suyo, amigo de los fieles y enemigo de los pecadores, Jesús, desbordando los usos de los maestros de Israel, se acerca a un pecador, entra en su casa y cambia su vida .
El “Dios” presentado por Jesús es el Padre celestial que nos ama, cuida, perdona y salva.
En el pasaje de Zaqueo llegamos incluso a percibir como a veces los alejados, los pecadores, los que viven fuera de los oficialmente creyentes, entienden y acogen mejor que nadie la Palabra de Salvación.
Fuente: “Sembrando la Palabra” (Mons. Sebastián)
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