sábado, 19 de mayo de 2018

QUIEN PIERDE UN MAL AMIGO, NO SABE LO QUE GANA.



Crónica de la charla sobre drogas y alcohol dentro del programa Plan Director, 3º ESO A.

De rotunda, objetiva y clarificadora podíamos considerar la charla que Roberto, miembro del Cuerpo Nacional de Policía, ha impartido al alumnado de 3º de ESO en la mañana del lunes 14 de mayo  sobre drogas y alcohol.
Enmarcada dentro del Plan Director, la intervención de Roberto ha dejado de forma muy clara y sin entrar en moralinas, las consecuencias que trae el consumo de drogas. Se ha dirigido a nuestros jóvenes de forma directa, como si se tratara de adultos, logrando captar y mantener su atención en un tema de tanta transcendencia.
Tras una introducción genérica sobre el cambio de comportamiento, la euforia, depresión, dependencia y tolerancia derivadas del consumo de estupefacientes. Ha habido una primera alusión  a la heroína, en el sentido de que fue una auténtica lacra en la España de los años 80, que su consumo en la primera o segunda dosis ya crea adicción, y como, desgraciadamente, está volviendo a ser consumida de un tiempo a esta parte. Expresiones como “Yonki de mierda” o “deshecho de la sociedad” pasaron de ser atribuidas a los heroinómanos, a usarse para los consumidores de las drogas de diseño. Originarias de los medicamentos y en las que pronto, gente sin escrúpulos puso sus ojos para enriquecerse con su tráfico ilegal.
Tras aludir a los alucinógenos tales como el LSD, hongos, etc... llegó el turno de las drogas “socialmente admitidas” tales como el alcohol y el tabaco.
Del primero se hizo mención al hecho de ser la principal droga depresora, a pesar de la sensación de “subidón” que puede generarse en los primeros compases de su consumo. La diferencia entre el alcohol fermentado, en torno a 5º , respecto al destilado, que puede ir desde 16 a 45 º y la gran predisposición que genera en muchos de los casos de muertes violentas, caló mucho entre el alumnado.
Respecto al tabaco, se nos informó de cómo el 30 %  de todos los cánceres detectados en el mundo, son a consecuencia del tabaco, subiendo la cifra, en el caso de los cánceres de pulmón, al 90%. Así mismo se nos recordó que el alquitrán adherido a los pulmones no viene del tabaco en sí o de la adictiva nicotina, sino de la combustión del papel envoltorio. El tabaco dista –al contrario de lo que se cree- de ser relajante, y su legalidad tiene mucho que ver con los pingües beneficios que conlleva su comercialización.
            Sin solución de continuidad se abordó el tema del cannabis y sus distintas variedades, todas ellas portadoras del compuesto activo denominado  tetrahidrocannabinol (THC): así pasaron por la pantalla la marihuana “María”, hojas y tallos puestos a secar, conteniendo un 5% de THC;  hachís, costo o chocolate en formato de resina con un 20% de THC, y por último, lo que muchos desconocíamos: el aceite de cannabis, o estado líquido fruto de la destilación, con un 85% de THC. Para los que desconocían este dato, se nos informó de que el consumo de cannabis sólo es “legal” en los domicilios particulares, mientras que su consumo en la vía pública está penado con 600 euros de multa. Ni que decir tiene que la “comercialización” es ilegal en cualquier ámbito. Terminó este particular “paseo” por el cannabis, informándonos de que su consumo deja su “tarjeta de visita” en nuestra sangre durante semanas, mientras que la cocaína mantiene “reminiscencias” en nuestras venas durante semanas. Y fue a ella a la que Roberto dedicó los siguientes minutos, aludiendo inicialmente a la idea de que se trataba de la droga de la gente “guay” triunfadora en esta vida.  El clorhidrato de la cocaína  es un alcaloide  de la planta de la coca  del que un gramo alcanza fácilmente el precio de mercado  de 60 o 70  euros. Teniendo en cuenta que un “enganchado” viene a necesitar tres o cuatro gramos diarios, se puede echar cuentas de lo incompatible que resulta su consumo, no sólo para la salud, sino para la economía media de cualquier persona.
            Una charla intensa,  interesantísima, sin desperdicio alguno, en la que se nos recordó que la droga no es mala por ser ilegal, sino al revés, y que el que pierde un mal amigo, no sabe lo que gana .

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