domingo de
pentecostes (Juan 20, 19-23):
Invocar al Espíritu Santo es colocarse ante la
sorpresa de la acción de Dios, liberándonos
de toda reserva, previsión o precaución. Nada de lo que el Espíritu
nos otorga podemos prever o conseguir por nuestras solas fuerzas.
El Espíritu Santo
es el alma de la Iglesia. Él nos mantiene en la unidad y a Él hemos de invocar para ser instrumentos de la
obra salvadora de Dios en el mundo.
(Fuente: David
Amado Fernández, revista Magníficat)
Lecturas de la Misa de esta Solemnidad.
This Solemnity´s
Holy Mass Readings
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