Jesús nos abre el misterio de la vida íntima de Dios, la vida eterna y gozosa de la Trinidad.
La revelación de la Trinidad no es la propia de algo lejano, como de una galaxia inasequible. Dios se nos ha revelado porque ha venido hasta nosotros y ha actuado tal y como es, con sus tres personas conjuntamente, cada una a su manera, a fin de lograr la salvación del mundo y la nuestra propia.
(Fuente: “Sembrando la Palabra” Fernando –cardenal- Sebastián)
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