Aunque como los discípulos de Emaús, muchas veces huyamos en la dirección más equivocada y con todas las esperanzas destrozadas, Jesús se hace nuestro compañero de viaje, nos escucha, nos guía y alimenta para poder volver a nuestras raíces, la comunidad eclesial.
A imitación de aquellos seguidores “renovados”, pidamos al Señor que se quede con nosotros, puesto que nuestros corazones arden al escucharle.
(Fuente: Taco-Calendario del Corazón de Jesús)
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