Jesús promete a sus apóstoles enviarles el Espíritu de la Verdad.
La Iglesia es una realidad compleja, integrada por un elemento humano, y otro divino. El Espíritu Santo es ese elemento divino, que desde los primeros siglos ha sido llamado "alma" de la Iglesia.
Aunque el mundo la persiga y se burlé de ella como desfasada, la Iglesia siempre será la fiel observadora de los mandamientos del Señor.
(Fuente: Taco-Calendario del Corazón de Jesús)
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