La Ascensión no es una foto de Jesús subiendo a las nubes, sino un acto de fe en que Jesús es lo máximo, mostrándose enteramente de Dios.
Pero no basta con admirar y reconocer; por eso, lejos de dejarnos plantados, mirando hacia arriba, Jesús nos remite a un cielo que ya comienza en la tierra.
Sabiamente, el Evangelio de Mateo no termina con una despedida triunfante, sino con el encargo de la Misión y la presencia de Jesús entre nosotros día tras día hasta el fin del mundo.
(Fuentes: Taco-Calendario del Corazón de Jesús; Mikel Garciandía - Semanario La Verdad)
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