De la epístola de San Pedro y del pasaje del incrédulo Tomás, se desprende la grandeza del que cree sin haber visto.
Las canonizaciones de Juan XXIII y Juan PabloII que hoy tienen lugar, nos recuerdan la trayectoria de aquellos testigos de Cristo tocados por la Divina Misericordia, que forman parte de una historia de santidad, que deja en el tiempo y en los pueblos, la huella de la presencia de Cristo.
Creyendo, amando y alegrándose aún sin haber visto.
(Fuente: revista Magnificat)
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