Campaña contra el hambre en el mundo.
El discípulo de Jesús ha de ser sal de la tierra y luz del mundo: sal discreta que da autenticidad a los alimentos, pero que en exceso los arruina; luz que ilumina, permite y estimula la acción de los hombres.
Como cristianos, ser sal de la tierra y luz del mundo, nos hace responsables de la vida de los demás, responsables del mundo. Por eso una vida cristiana debilitada y rutinaria, al igual que la sal sosa, no sirve para nada.
Este domingo igualmente, la Iglesia que peregrina en Navarra nos invita a colaborar con nuestra oración y ayuda económica en la "Campaña contra el hambre en el mundo" de Manos Unidas.
Fuente: "Sembrando la Palabra" de monseñor Sebastián; Taco-Calendario del Corazón de Jesús.
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