Si somos hijos de Dios tenemos que ser como Él, amar y obrar como Él. Dicho de otra forma, al cristiano no le basta cumplir con la justicia de este mundo. Hay que imitar la justicia de Dios que nos ama a todos, buenos y malos , con infinita misericordia. Esta es la justicia y la perfección de Dios.
Fuente: "Sembrando la Palabra" Monseñor Sebastián.
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