Primer Domingo de Adviento (ciclo A)
No sabemos ni el día ni la hora, pero sí podemos
darnos cuenta de que la promesa del Señor es verdadera
y podemos esperar con confianza ese mundo que anuncia Isaías.
La paz que ansiamos la vivimos ya ahora cuando referimos
a Jesucristo cada instante y cada actividad, haciendo las cosas
en la expectativa de su llegada.
El Adviento que hoy comenzamos es un tiempo de esperanza
y, por tanto, de alegría, porque todo esfuerzo se ordena
al gran encuentro con Jesucristo.
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