II DOMINGO DE PASCUA, DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA
(año B) Jn 20, 19-31
En este Domingo de la Divina Misericordia
las llagas que Jesús muestra a Tomás,
son el signo de su inmenso amor; amor que no se detiene, que no es algo
puntual, sino que se prolonga hasta lo eterno por la donación del Espíritu
Santo. El fruto que lo acompaña es la paz, término que nos evoca también la plenitud
de la felicidad, aquella que solo se alcanza descansando en Dios.
Jesús da a sus apóstoles el poder de perdonar
los pecados. Así, en la Iglesia, a la noticia de quién es Jesús le acompaña la
posibilidad del encuentro con él, que, como señalan los textos de hoy, supone
para nosotros un cambio radical: nacer a la vida de la gracia y ser hijos de
Dios.
Dios tiene misericordia de nosotros
y nos llama a llevar su amor a todos los rincones del mundo. Ese amor siempre
conlleva que, de alguna manera, las obras de caridad hagan visibles las llagas
de Jesús. Sus llagas son el signo de que el amor siempre vence y es ese amor el
que nos sostiene para responder al sufrimiento que hay en el mundo.
(Fuente: David Amado Fernández, revista
Magníficat)
Lecturas de la Misa de este Domingo.
L-I-B-PASCUA
– LECTURAS DE LA MISA (wordpress.com)
This Sunday´s
Holy Mass Readings
http://www.usccb.org/bible/readings/040724.cfm
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