Tercer Domingo de Cuaresma B (Juan 2, 13-25)
El templo era el
lugar de culto de la religión judía. En esta escena vemos que Jesús se proclama
como el nuevo y definitivo templo, pero además nos muestra que toda forma
religiosa corre el peligro de corromperse. Solo en Cristo se da el verdadero
culto a Dios. Cuando Jesús saca del templo de igual forma a las víctimas que
iban a ser sacrificadas (ovejas y bueyes), quiere señalar que él es la
verdadera Víctima. Todo esto acontece en la proximidad de la Pascua, en la que
se recordaba la salida de Egipto. Jesús, al comienzo de su vida pública, expone
ya que una nueva Pascua establecerá una alianza definitiva sellada con su
sangre.
(Fuente: David Amado Fernández, revista Magníficat)
L-I-B-CUARESMA
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