Interesante artículo de Luis Landa El Busto, publicado en DIARIO DE NAVARRA.
18 de agosto de 2022.
Todos sabemos que con el inicio de la apertura de colegios e institutos la vida cambia en pueblos y ciudades. Esa quietud del tráfico se convierte en atascos, pitidos y enfados en las calles cercanas a los centros.
Nos altera ese cambio urbano, pero más nos preocupa el futuro incierto del curso escolar 2022-23. Se avecina un inicio complicado, complejo, porque nunca se había llegado a septiembre en esta situación. Por ello la comunidad educativa se encuentra alerta.
Todo comenzó en marzo de 2020, cuando se cerraron todos los centros, fruto de la pandemia. Fueron dos cursos casi en blanco, porque España no estaba preparada para utilizar desde los hogares las nuevas tecnologías y el encuentro del alumno con el maestro dejó mucho que desear. Los bachilleres aguantaron el envite, pero primaria y ESO dejaron infinidad de deficiencias en los muchachos con parte del programa sin explicar, aprobados generales y ausencia de repetidores, de manera que se cumplió el expediente, pero la formación de los niños no fue la deseada.
Si los informes PISA y OCDE nos avisaban, año tras año, que no estábamos al nivel del resto de Europa, imaginémonos qué resultados iban a salir después del confinamiento. Sin embargo, otros países salieron airosos con valentía
A esta laguna educativa de dos años, le añadimos la nueva Lomloe y el resultado está siendo nefasto. Esta ley es un atentado contra un mínimo bagaje cultural, contra el esfuerzo y el mérito. En la cabecera del escrito remarco la palabra “preocupación”, porque estamos a las puertas del curso escolar y no conocemos los currículos definitivos, no tenemos los libros de texto y, por tanto, no se pueden confeccionar los programas de cada materia. El “buenismo” de este gobierno socialista tira por tierra todo lo que huela a exigencia o sacrificio.
Con la ley Celaá desaparecen los exámenes de asignaturas pendientes, los repetidores son una especie a extinguir y se promociona de curso con materias sin aprobar. La selectividad o EVAU se ha convertido en una autopista, porque no selecciona, reduce los contenidos con menos exámenes y minusvalora el esfuerzo con una prueba de madurez con el 75% de valor. Es decir, una pruebilla apta para todos.
Las asociaciones de padres han puesto el grito en el cielo, porque exigen que sus hijos sean evaluados con rectitud y objetividad, no desean regalos, para eso tienen a los Reyes Magos que, con una carta, les traen todas las peticiones. El mayor problema en España está siendo la politización de la enseñanza, ya que, desde la Constitución de
1978, se han aprobado ocho leyes, según el color del ejecutivo que gobierna. Como consecuencia, maestros y alumnos han tenido que someterse a caprichos ideológicos del gobierno de turno, queriendo convertir la escuela en madrazas de adoctrinamiento. Se manipula la libertad de las familias a elegir colegio, se asfixia a la enseñanza concertada en favor de la pública, para que pase a ser exclusiva de los ricos, provocando la desigualdad. Los profesores, que defienden los valores del trabajo, el esfuerzo, la constancia y el pensamiento crítico, así como el desarrollo de los verbos escuchar, respetar o analizar, se van a encontrar solamente en museos del pasado, como si fueran épocas centenarias. Para finalizar, en el fondo de estas leyes se aprecia la devaluación del maestro; deja de ser el transmisor de valores y el conductor de la formación del niño para transformarse en mero acompañante. Ante esta actitud de una enseñanza política y pública, muchos padres optan por matricular a los hijos en colegios internacionales de dentro y fuera de España, por lo que provoca más diferencias sociales. La buena educación de la juventud es fundamental, por lo que es necesario un Pacto Escolar en el que intervengan todas las entidades sociales con un consenso general. Como diría el profesor Marina: En educación tenemos todos los utensilios para formar una orquesta, pero cada instrumentista toca a su manera, formando un gran guirigay”.
Luis Landa El Busto, historiador y escritor.