X Domingo del
Tiempo Ordinario, ciclo B (Marcos 3, 20-35)
Desde
el principio, Dios establece la separación radical entre el bien y el mal. Donde
Jesucristo está presente, el mal emprende la retirada. Sin embargo, sus
enemigos lo acusan de tener el poder del
jefe de los demonios, y es que el seguimiento de Jesús es incompatible
con la comodidad injusta en que nos instala el pecado.
Nuestra
vida no debe medirse por los parámetros que establece una relación de pecado,
que se mueven entre la excusa y la sospecha; sino por cumplir la voluntad de Dios, es decir,
abrirnos a que su amor se manifieste en nuestra vida y nuestra historia.
Precisamente aquello que el demonio quiso evitar desde el principio.
(Fuente: David
Amado Fernández, revista Magníficat)
Lecturas
de la Misa de este Domingo.
This Sunday´s Holy Mass Readings
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