sábado, 6 de mayo de 2017

SACRIFICIO QUE SE CONVIERTE EN ORACIÓN

Recuerdos de la romería al Monasterio de Iranzu del pasado 5 de mayo de 2017.
 Aunque en algunos momentos –debido a las inclemencias meteorológicas- pudimos sentir  resonar  la cita de  Mateo 8:20: “… Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.”   La romería del pasado viernes fue una auténtica gozada dentro de una jornada de contrastes.
Las nubes que progresivamente encapotaban el cielo conforme avanzábamos en nuestro trayecto de ida, no  hacían presagiar una jornada idílica. Ya en la Parroquia de la Asunción de Abárzuza,  la “inyección de moral y fe” que nos dio Páter Santi, a la hora de recordar el fervor con el que los habitantes de nuestros pueblos levantaron semejantes iglesias, contagió nuestros ánimos, e hizo que la lluvia fuera una compañera más de la romería.
Francamente de poco o nada sirve quejarse, y  bien vale un sacrificio, si este se convierte en oración. A los pies de la Virgen de Iranzu recordamos la importancia de este año, centenario de las Apariciones de Fátima, y víspera de la canonización de los niños-videntes Fran cisco y Jacinta.

Como broche, la repentina y gratificante aparición de los rayos solares por los vitrales que están detrás de la Imagen de Nuestra Señora. Parecía que nuestra celebración le hubiese complacido, y nos regalara un estupendo tiempo de esparcimiento antes de volver a Pamplona.


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