XXXI Domingo del Tiempo Ordinario C (Lucas 19, 1-10)
La Misericordia no
muestra debilidad en Dios. Tampoco implica
una disminución de su poder aunque signifique rebajarse hacia nosotros.
En el evangelio de hoy,
Zaqueo, jefe de publicanos y rico, muestra su preocupación por ver a Jesús.
Intenta abrirse camino, corre, sube a un árbol; sin embargo, conforme entramos
en la escena, descubrimos que mayor era el deseo de Jesús de encontrarse con
él.
El anhelo de Dios que
hay en nuestro corazón existe porque Él nos ha amado antes: es su amor
el que enciende nuestra ansia. Nuestra es la responsabilidad de darle continuidad.
(Fuente: revista
Magníficat)
Lecturas de la Misa de este Domingo.
This Sunday´s
Holy Mass Readings
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