XXVIII del
Tiempo Ordinario C (Lucas 17, 11-19)
Este
domingo nos encontramos a Jesús sanando a diez leprosos, de los cuales sólo uno
– samaritano para más señas- vuelve para dar gloria a Dios. A Dios no le
detienen nuestros prejuicios. Es de todos y para todos, porque todos somos sus
hijos.
Mirando despacio y detenidamente a Jesús,
vemos el verdadero rostro de Dios.
Dios es como
el médico, no como el juez. Es como el pastor, no como el lobo que acecha para
matar. El que hable de otro dios es que no ha conocido a Jesús, ni le ha
creído.
Fuente: Taco-Calendario del Corazón de Jesús.
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