viernes, 11 de octubre de 2013

Prejuicios atribuidos a Dios

XXVIII del Tiempo Ordinario C (Lucas 17, 11-19)

Este domingo nos encontramos a Jesús sanando a diez leprosos, de los cuales sólo uno – samaritano para más señas- vuelve para dar gloria a Dios. A Dios no le detienen nuestros prejuicios. Es de todos y para todos, porque todos somos sus hijos.
 Mirando despacio y detenidamente a Jesús, vemos el verdadero rostro de Dios.
Dios es como el médico, no como el juez. Es como el pastor, no como el lobo que acecha para matar. El que hable de otro dios es que no ha conocido a Jesús, ni le ha creído.


Fuente: Taco-Calendario del Corazón de Jesús.

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