Nunca somos sólo como nos vemos, sino también como nos ven. Pero tampoco somos sólo como nos ven, sino también como nos vemos. Y ni siquiera somos como nos vemos ni como nos ven. El misterio último de cada uno escapa a todas nuestras miradas, y todos nos encomendamos a la Mirada del Único que todo lo ve, y que protege el misterio inviolable de cada uno en la compasión de su mirada.
(José Arregui).
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