V
DOMINGO DE CUARESMA C (Juan 8, 1-11)
Escribas
y fariseos acuden a Cristo con intención de desacreditarlo, poniendo en riesgo
además la vida de una mujer. Paradójicamente, pueden representar el fruto
enfermizo de una penitencia que no ha florecido en la caridad porque no ha
germinado desde la humildad. En su afán por erradicar el pecado, contra el que
quizás han luchado con denuedo en sus propias carnes, desconocen la
misericordia de Dios para con ellos y, por eso, tampoco la ejercen con su
prójimo. Su excusa está en la inconsistencia que descubren en los demás y que
Jesús les invita a reconocer en sí mismos: «El que esté libre de pecado». Si
antes no eran conscientes de sus propias faltas, ahora yerran al no reconocer
el rostro misericordioso de Dios. Su movimiento es incompleto, pues, aunque se
alejan dejando en paz a la mujer, podían haberse unido a ella y apelar al
juicio de Cristo. Así surge la pregunta de qué nos falta para abrirnos
totalmente al amor de Dios, de cómo culminar el camino que, hace casi cuarenta
días, emprendimos con entusiasmo.
Fuente: David Amado Fernández, revista Magníficat.
Lecturas de la Misa de
este Domingo.
https://lecturasmisa.wordpress.com/l-i-c-cuaresma/#_DOMINGO_V_DE_1
This Sunday´s
Holy Mass Readings
http://www.usccb.org/bible/readings/040625-yearc.cfm